Desde hace unos meses, debido al Covid-19, estamos viviendo la peor crisis sanitaria, a nivel mundial, de todos los tiempos. En estos momentos, en plena desescalada poco a poco intentamos volver a la normalidad y retomar en la medida de lo posible nuestra vida anterior.
Cuando el pasado 14 de marzo el Gobierno decretó el estado de alarma, con todas las restricciones laborales y de movilidad que eso conllevaba, desde las clínicas en las que se lleva a cabo la prestación sanitaria de interrupción voluntaria de embarazo pensamos desde el primer momento, y tal como declara la Organización Mundial de la Salud, que la prestación IVE es una prestación esencial, y por lo tanto debíamos permanecer con nuestras puertas abiertas para atender a las mujeres que acudieran solicitando una IVE.
Una vez pasado la fase de mayores dificultades, tenemos la tranquilidad de haber llevado a cabo nuestra labor con todas las garantías de seguridad sanitaria tanto para las mujeres solicitantes como para nuestros profesionales, pese a que en algunos momentos debido las bajas de personal y la escasez de EPIS no era tarea fácil.